Jornada El cuerpo codificado del Simposio Se Renta o Se Vende: Políticas de la Representación o Representación Política del Seminario de Medios Múltiples de la ENAP.
MUCA CU, del 23 al 25 de noviembre.
LAS DISIDENTES, colectivo de reflexión y creación (Adriana Raggi y Bruno Bresani)
El cuerpo como medio de resistencia
Algunos días atrás me sentí consternada cuando una alumna me comentó el porque de sus ausencias, en un tono totalmente casual, como si estuviera hablando de la película que había disfrutado una noche antes, me dijo: “No he venido a clase porque siempre vomito después de comer y ahora, gracias a esto, empecé a vomitar sangre por la boca y también me empezó a fluir por la nariz.” Aun impactada por la normalidad de la autodestrucción, recordé el caso en el que las tuberías de la universidad iberoamericana habían sido dañadas por el vómito, que se provocaban constantemente sus alumnas en búsqueda de la perfección estandarizada, en búsqueda del cuerpo inaccesible, en esa búsqueda perdida de su físico desdibujado.
El cuerpo, la sexualidad, los fluidos, la epidermis, las formas, los olores, todos estos, acaban definiendo un eje de control, una forma de ejercerlo, en donde los controles se manifiestan como políticas de estado, en el que el estado rige-dirige, ordena-encasilla a los cuerpos. El cuerpo en sí es su eje de control político, de control social en el que teje y desteje los organismos de relaciones, las dinámicas de construcción y organización da las formas a los tejidos sociales. Lo controla, decide sobre el individuo, dentro del individuo, dentro de sus placeres, de sus sexualidades, de sus eyaculaciones. Lo transforma en un cuerpo para ser utilizado, para ser usado y deformado como una representación del deseo del poder o como construyendo en él los símbolos deseados desde las jerarquías, las ideologías que los perpetúan y ratifican.
Son la base de la creación de su conocimiento, un conocimiento dirigido a la frustración, a la autocercenación, juzgado y culpado, son cuerpos crucificados por el género violento, por todas las violencias instituidas en él. Este control nos muestra, y nos coloca en el centro mismo del ejercicio del poder hegemónico-autoritario de un ideal inalcanzable de violencia silenciosa.
Por estas razones el representar a través o desde el cuerpo es un acto de transformación-revolución ideológica que nos lleva a cuestionar los espacios de conformación de la identidad. Los espacios confortables, estos espacios de no reflexión, estas reflexiones castradas por la norma fálica dominante, la cual se supone, o por lo menos pretende, ser nuestra identidad. Las identidades corporales y sexuales son una construcción social sustentada en la violencia, que nos construye-destruye en una ideología binaria de dominio, en la que existimos confrontándonos sistemática y totalmente al otro, al reprimido, al humillado, al no ideal normalizado. Sólo hay dos posibilidades, dos únicas opciones, nos cierran las alternativas y las formas derivadas de otros placeres, son dos parámetros de acción sin ninguna reacción admitida por el estatus culo-dominante: es esto, no elijas, no hay opción, solo es así porque que es lo natural, la ciencia no miente, es lo que nos determina, es la mentira del dominador de los cuerpos sobre los cuerpos subyugados y abusados.
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