El porno es una construcción social.
El punto es que la pornografía genera en el que la está viendo, placer, físico sobre todo…El punto es que te vengas, que te excites.
Aquí no hay industria, está regulado pero no es tema. Es más tema el narcocorrido que la pornografía.
la pornografia es un ejemplo cultural de lo que concebimos como educación sexual, ver la pornografía para ver qué está pasando con la sexualidad hetero, homo, las parafilias, incluso para verlo como un factor de cambio.
Cuando veamos porno, habría que ver toda la carga histórica y simbólica de la imagen que nos excita.
Un día cualquiera decides sentarte en la sala de tu casa o acomodarte en tu habitación. Tomas una revista, enciendes el televisor, el DVD ó, si lo prefieres, tu computadora. Te dispones a mirar algo que te excite. Sí, miras porno. ¿Alguna vez haz pensado qué implica mirar pornografía?, ¿por qué la miramos? La joven abogada Estefanía Vela Barba, sí. Incluso, la egresada del ITAM lleva a cabo una «investigación perpetua» del asunto donde por principio, «el punto es que te excites, que te vengas».
¿DEFINIR LA PORNOGRAFÍA?
La entrevista ocurre en un lugar común. Una plaza comercial. Pasan unos minutos y Estefanía Vela responde a la primera pregunta ¿Cuál sería tu definición de pornografía? «La definición de la pornografía cambia conforme cambia el contexto histórico, político, económico, social, religioso, etcétera…» comenta la joven que en el mes de noviembre ofreció la ponencia «Las mujeres y la pornografía: miradas alternas» durante la Tercera Semana de la Diversidad Sexual en el ITAM.
Sigue: «la pornografía refiere a la sexualidad, a actos sexuales, desde la masturbación hasta la inserción del pene en la vagina; del homoerotismo a la zoofilia, cualquier cosa que tenga que ver directamente con los órganos sexuales o con los placeres de índole sexual, eso es lo primero a lo que alude lo pornográfico, lo que va cambiando, supongo, son las razones…».
Vela sabe que, además de lo anterior, hay aspectos que han determinado la forma de concebir lo pornográfico como lo obsceno, el tabú, lo prohibido. Y reflexiona: «Quizá podría decirse que lo que va cambiando es el qué se prohíbe, por qué se prohíbe y en dónde se prohíbe».
Recordemos que la pornografía, según la Real Academia Española, es el término que define el «caracter obsceno de las obras literarias o artísticas» y cuya manifestación o diversificación podemos encontrar en el cine, el teatro, la fotografía, la pintura, las revistas e internet. «Hoy en día siguen habiendo ciertos extremos, la pornografía infantil, la zoofilia y la necrofilia, son un ejemplo».
Debido a los ‘estigmas’ que han estado presentes desde que la pornografía se configuró como la conocemos hoy día, el acercamiento de cada persona, sobre todo hombres, ha sido remitido al ámbito privado y se le ha criticado por ser: un vicio, una degradación de la mujer, objetivizador del sexo, un negocio.
Para Vela, la «Pornografía es construcción social», así lo dijo en su ponencia en el ITAM, esto puede entenderse si se le observa a través de momentos como ‘La revolución sexual’ de los 70’s, el análisis de la «objetivización de la mujer», el papel del feminismo anti pornográfico, el porn post, la consolidación de la ‘adult entertainment industry’, los porn studies y el queer porn.
Más aún, la esencia, por llamarla de alguna manera, es que «amamos excitarnos» según lo que escribió Estefanía Vela en su artículo ´Por qué te gusta la pornografía’ en la revista Playboy México en su edición de noviembre 2010.
«El punto es que la pornografía genera en el que la está viendo, placer, físico sobre todo…El punto es que te vengas, que te excites» abunda en la entrevista concedida a Kaja Negra.
La conversación sigue. La asistente de investigación del área de Derechos Sexuales y Reproductivos del CIDE, explica el por qué de su interés en este tema: «… la pornografia es un ejemplo cultural de lo que concebimos como educación sexual, ver la pornografía para ver qué está pasando con la sexualidad hetero, homo, las parafilias, incluso para verlo como un factor de cambio».
Vela asegura que «uno puede estudiar a la pornografía como género aparte, así lo entendería yo. Claramente por ser abogada tiendo a enfatizar la parte de la pornografía con lo jurídico», comenta.
¿COMPRENDER EL PORNO?
En México la historia de la pornografía nos remite, según lo escrito por Aurelio de los Reyes en Los orígenes del cine en México 1896-1900 (México, FCE, 1983) a los años 1899 y 1900. Sin embargo, como refirió el periodista Humberto Sesma Vazquéz en su investigación para Etcétera ‘La Crisis de un Tabú’ en México no hay una industria de cine porno.
Ante este contexto, se le pregunta a Estefanía Vela ¿Cómo ves la forma de concebir y de acercarse a la pornografía en México con respecto a otros lugares?
«Lo poco que sé de México, es lo que he vivido. Aquí no hay industria, está regulado pero no es tema. Es más tema el narcocorrido que la pornografía. Supongo que, en sí, es todo lo relativo al sexo».
Aún así, la joven abogada, resalta que «en televisión y revistas cada vez más, hay un discurso de salud sexual sobretodo del hombre, que sea viril, que sea potente. Beatriz Preciado dice que detrás hay un interés de las farmaceúticas, lo interesante de esto es que cada vez se habla más. Ya hay una presencia, en ese sentido creo que ha cambiado un poco.
¿Cómo explicarle a las personas lo que es el porno?
El primer paso es explicarle a la gente que esto se puede estudiar, como dirían unos, seriamente. Ahorita creo que es más fácil, como todo se está moviendo, por ejemplo con los matrimonios gay…ahorita está politizado. Creo que con el porno empieza a ocurrir lo mismo, basta echar un vistazo a los 70’s y 80’s para entender que la pornografía implica aspectos políticos, sociales…todo el mundo se está pronunciando de alguna manera u otra. Impacta la vida de todos, igual que la sexualidad.
¿Te interesaría que hubiera una proliferación de la industria pornográfica en México?
Sería interesante porque ahí lo que se estaría planteando es, de la misma forma en que la mujer adquiere voz, es como si el mexicano representara su propia sexualidad. Sería interesante ver las diferencias con la sexualidad del gringo, el europeo. Incluso se puede estudiar a la pornografía como un ejemplo de la globalización.
¿Cómo ves el papel de las sexualidades para comprender lo pornográfico?
Están vinculados los unos con los otros. Beatriz Preciado lo que nos dice es no va a desaparecer el porno, mejor enfoquémonos a entenderlo. Hay interés en capturar otros mercados. Uno existe en tanto tenga su porno, en tanto tenga otros referentes. Ya hay más porno homosexual, lésbico.
¿Por qué la mujer es más callada en estos asuntos?
El papel mujer, el papel hombre afecta la forma en que te mueves, te concibes. Creo que el problema de las lesbianas es, si se entiende que la sexualidad tiene que ver con el falo, y las mujeres no lo tienen, entonces, las lesbianas somos un chiste, es decir, el acto sexual lésbico es, para muchos, un preámbulo, un faje. Vuelve la cuestión de género.
CÓMO EL PORNO HA IMPACTADO SU VIDA
El sol pega directo. La mañana se ha ido. Entonces, la entrevistada, quien escribió en el artículo citado de la revista Playboy México, que el porno «nos gusta porque nos vuelve locos, no lo justifiquemos más» relata cómo fue que se aproximó a este asunto:
«Mi aproximación a la pornografía es un poco mi aproximación a mi homosexualidad. Siempre lo viví como un sentimiento natural y conforme fui creciendo lo asumí así».
En el trayecto, Vela ha aprendido a ver sus impulsos y a observar las reacciones de los otros. Sabe que, por lo general, el porno ha sido construído «por el hombre y para el hombre». También ha encontrado en los análisis teóricos de Catharine MacKinnon y Beatriz Preciado, aspectos del feminismo antipornográfico y post pornográfico, que «me han servido para cuestionar mi visión masculina y femenina».
La egresada del ITAM, comenta: «Uno se aproxima muy en automático al porno, y no es hasta que se lee o si se tiene una sensibilidad muy desarrollada que empiezas a notar cómo es que se trata a la mujer, cómo la presentan».
Además de observar cómo se concibe a la mujer, Vela comparte otra situación que la hizo cuestionarse: «una vez vi un video, aparecía una niña como de 13 años y no pude verlo, tuve el impulso de apagarlo. ¿Debí denunciarlo?, ¿qué debí haber hecho?».
Guarda silencio y agrega: «En lugar de asustarme trato de pensarlo. En mi caso sí hay una distinción entre lo que me gusta ver y lo que me gusta hacer».
Personas caminan cerca de la mesa donde se realiza la entrevista. Estefanía Vela se mira tranquila. Usa gafas oscuras. Viste jeans y usa una playera gris y un chaleco. Entonces llega el momento de preguntarle:
¿Crees que por acercarte a este tema las personas te van a estigmatizar?, ¿qué tanto puede llegar a incomodarte que te vinculen con lo pornográfico?
Es un poco como lo que ocurre hacia los gays o las feministas. El mecanismo es el mismo. Dado que entiendo de dónde viene el etiquetado, cada vez me molesta menos. Lo veo como parte de los mecanismos para desalentar el acercarse a estos temas desde una perspectiva distinta. Lo interesante es que llega a surgir un diálogo. No siempre tengo el ánimo para andar explicando. Aunque a veces es necesario.
¿Has pensado en armar un proyecto sobre esto?
En principio, estoy en una investigación perpetua. Pero por la tesis, la chamba, no me he podido enfocar tanto. La ponencia que di en el ITAM es el resultado de año y medio de investigación y es lo más que he llegado a concretar. El propósito es que esto llegue a ser un texto. Me interesa la parte del post porno, el que ha sido menos teorizado y es muy novedoso, poca gente sabe de él, fuera de Beatriz Preciado, quien realiza talleres teórico-prácticos, hay muy pocos. Si uno pone post porno en internet aparecen 5 cosas.
¿Te gustaría llegar a producir porno?
Lo he pensado, aunque cada vez respeto más a la industria, es como si pasara de ser crítico a realizador de cine. Sería interesante y divertido pero no sé si lo haría. Nada más de pensar en todo lo que se necesita, creo que me estreso. Aunque sí hago el ejercicio de preguntarme ¿cómo concebiría la sexualidad? ¿Cuál sería mi propuesta? No se me ocurre nada, seguro acabaría reproduciendo lo mismo. ¿Podría crear un lenguaje nuevo? No lo sé.
Ya casi al final de la charla, la joven que también ha abordado asuntos como el matrimonio gay en el DF a través del papel de la Suprema Corte y ha escrito en el blog de la revista Nexos, deja unas palabras para el análisis: «sobre el porno, le diría a la gente que piense en por qué nos excita lo que nos excita, qué pasa si empiezo a explorar. El porno es igual que el cine, no tiene que gustarte todo. Por ejemplo en mis gustos soy bien aburrida. Yo sigo explorando. Cuando veamos porno, habría que ver toda la carga histórica y simbólica de la imagen que nos excita».
Fuente: http://www.kajanegra.com