The Psychology of Stalking (La psicología del acoso) es el primer libro académico sobre el acecho que ha sido publicado. Prácticamente todos los escritores serios e investigadores en esta área de la psicopatología criminal han contribuido con un capítulo. Estos capítulos exploran el acoso desde las perspectivas social, psiquiátrica, psicológica y del comportamiento. El libro nos presenta nuevo tendencias y datos acerca de las amenazas, las características de persecución, los diagnósticos psiquiátricos, tipologías delincuente-víctima, acoso cibernético, el síndrome de falsa victimización, erotomanía, acoso y violencia doméstica, acoso de figuras públicas, y muchos otros aspectos del acoso, así como cuestiones legales. Este texto es un hito en el campo del acoso y es de interés para profesionales y otros individuos reflexivos que reconocen la gravedad de este ominoso comportamiento social.
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Síndrome de falsa victimización
Estos casos se desarrollan cuando una persona construye un escenario complicado para apoyar falsamente la postura de que él o ella está siendo acosada. En realidad no existe tal acoso. La evidencia casuística ha demostrado que la mayoría de estas «víctimas» son mujeres y están motivadas por un intento de resucitar lo que ellas perciben como una relación que está en problemas. Estos individuos a menudo muestran características más consistentes con el trastorno histriónico de la personalidad (DSM-IV), incluyendo una demanda de ser el centro de atención, la expresión de emociones superficiales y rápidamente cambiantes, y cogniciones que son excesivamente burdas y carentes de detalles. Estas personas pueden realmente recurrir a dañarse a sí mismas en un intento de validar sus reclamos y aumentar su credibilidad. Estos casos pueden ser muy difíciles de investigar y drenan recursos valiosos.
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Los hombres como víctimas
Sesenta y cuatro por ciento (N = 16) de los hombres son acosados por conocidos, el 28% (N = 7) por ex-parejas sexuales, el 4% (N = 1) por desconocidos, y el 4% (N = 1) no estaban seguros de quien los estaba acosando. A diferencia de las mujeres que fueron casi siempre acosadas por los miembros del sexo opuesto, los hombres eran casi tan propensos a ser acosados por un hombre (44%, N = 11) como lo fueron por una mujer (52% [n = 13]). Este hallazgo es similar a la reportada en un estudio realizado por el Centro Canadiense de Estadísticas de Justicia, en el que el 46% de las víctimas de acoso masculinos es acechado por un conocido, a menudo otro hombre (Kong, 1996).
Los hombres que respondieron a este estudio consideraban que su género era un problema, en situaciones de acecho, sobre todo si estaban siendo acosados por mujeres. Hubo un consenso general en que la policía tomó sus casos menos seriamente. En efecto, en un caso trágico un hombre víctima de acecho llevó el caso de acoso que recibía de su ex-novia a la corte para obtener una orden de restricción. El juez de la causa dijo al joven que debería «sentirse halagado por toda la atención», y emitió órdenes de alejamiento mutuo. Varias semanas más tarde, la cosadora mató al hombre (Entrevista realizada por el autor con Susan Fisher, la hermana de la víctima de acoso asesinada). Otro hombre que es acosado por su ex-novia explicó: «Como hombre, mis constantes llamadas a los detectives en busca de ayuda no fueron respondidas y sentí que si hubiera sido un hombre quien acosaba a una mujer las cosas hubieran sido diferentes.» Otro sujeto informó que los policías, hombres, que respondieron a sus llamadas dejaron la impresión de que, «un hombre nunca debe permitirse convertirse en una víctima de un acosadora en primer lugar, pero si es así, la víctima masculina deben cuidar de sí misma»
El enfoque en victimología, en general, es una nueva tarea. La mayor parte de la investigación hasta la fecha es de inclinación feminista que investiga el efecto de la victimización de las mujeres. Poco se sabe acerca de la victimización de los hombres a pesar de que la mayoría de las víctimas de la violencia son hombres. Parte de la razón de esto es que «no vemos el dolor masculino como una cuestión clave» (Schwartz, 1996, P. 5). Los mismos hombres también son menos propensos a ver una acosadora mujer como una amenaza. Ven el comportamiento como una molestia o fastidio. Esto queda ilustrado por el comentario de un sujeto masculino en sus 30 que era acosado por una ex-novia: «Esto es principalmente molesto porque contribuye a aumentar mi vigilancia ante mi seguridad personal, que generalmente es aconsejable de todas formas.».
La comprensión de una situación grave a menudo conduce a disminuir el que los hombres se etiqueten a sí mismos como víctimas de acoso. Se desconoce en este momento si los hombres generalmente no reportan crímenes, especialmente los de carácter personal, tales como acoso, violación o abuso doméstico. Sin embargo, no es difícil suponer que si a las mujeres no se les cree o se les desprecia o culpa de ser víctimas de este tipo de delitos, los hombres que experimentan el mismo tipo de abuso tenderían aún menos que las mujeres a discutir estos asuntos o acudir a las autoridades para pedir ayuda.
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Historia previa del/la acosador/a
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Efectos sobre la víctima
Los entrevistados coinciden en que la experiencia de ser acechado durante meses e incluso años es similar al terrorismo psicológico. Su vida entera cambia. Muchos se mudan o dejan su trabajo. Algunos cambian su nombre. Otros han pasado a la clandestinidad, dejando amigos y familia detrás con el fin de escapar del terror. Varias víctimas de acoso cambian su apariencia al teñir el cabello, aumentar de peso, e incluso someterse a una reducción de senos con la esperanza de que su acosador no puesa reconocerlos. En otro estudio, las víctimas de acoso informaron de que se sentían perdidos en cuanto a lo que hay que debían hacer y todo lo que intentaban resultaba equivocado (Roberts y Dziegielewski, 1996). El profundo efecto del acoso es sumamente fuerte en todos los aspectos de la vida de la víctima. No en vano, el 83% (N = 121) de los encuestados informó que su personalidad cambió como resultado de haber sido acosados: 86% (N = 103) de todas las mujeres encuestadas y el 08% (N = 18) de todos los encuestados varones. Las víctimas de acoso en este estudio reportaron nuevos comportamientos tras el acecho: 88% (N = 127), ahora se mostraron cautelosos. 41% (N = 59) a menudo se sentían paranoicos, 52% (N = 75) ahora se asustan fácilmente, y 27% (N = 39) eran mucho más agresivos. Estos resultados son aún más interesantes cuando se comparan con los rasgos de personalidad y comportamientos reportados antes de ser acosados.
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Traducción: Las Disidentes
Información obtenida en:
The Psychology of Stalking: Clinical and Forensic Perspectives de J. Reid Meloy (ed.) Academic Press (Mayo, 2001).
Capítulo 4: Psychiatric Diagnosis and the Offender-Victim Typology of Stalking de Michael A. Zona, Russell E. Palarea, and-john C Larne. Jr.
Capítulo 6: The Victims of Stalking de Doris M. Hall
Felicidades, Soy Psicologa y trabajo con vìctimas de violencia domèstica, y veo muy necesario no solo hablar de que los hombres tambièn son acosados, sino tambièn buscar un espacio de curaciòn psicològica como se pretende hacer con las vìctimas mujeres. Se nos olvida que esta sociedad esta formada por hombres y mujeres y que ambos sexos merecen la misma atencion. Ya que el problema es muy complejo y no se va a solucionar SOLO señalando a los hombres como seres violentos, asi estamos vienoo una parte del problema. Y no generamos polìticas, tanto a nivel gubernamental como con la participàciòn de la sociedad en si.