Amor inmoral o el olor a orto de tus besos

por Adriana Raggi

En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario.

George Orwell

En la 56ª Muestra Internacional de Cine de 2014 se presentó la película La diosa arrodillada, dirigida por Roberto Gavaldón en 1947. Durante la proyección de la película, una versión restaurada por la UNAM, pensaba en cuánto puede impactar la mentalidad de esta época de oro del cine mexicano a la población, o al revés –por supuesto– alimentarse de ella. En la película María Félix interpreta a Raquel, una mujer que sale con un hombre casado, Antonio (Arturo de Córdova), y que tiene un cómplice y un plan, que nunca conocemos.

Durante la trama, Raquel se enamora de Antonio y decide que él también la ama, cuando descubre que asesinó a su esposa, le dice Raquel a su cómplice: «He comprendido que Antonio me quiere de verdad, que no soy un simple capricho para él y que ya libre de obstáculos vino para entregarse a mí. Libre de obstáculos por obra de su propia mano. Porque escúchame Nacho: Antonio ha matado por mí.» Lo dice con orgullo y pasión. Más adelante, cuando Antonio le confiesa a Raquel que a la que quería matar era a ella y que por error mató a su esposa, Raquel se levanta del sillón y con gran entereza y orgullo, propio de María Félix, le dice: «Eres un inmoral». Entonces, demuestra su amor si mata a otra, pero es un inmoral si la quiere matar a ella.

Una doble moral que habla del comportamiento y la moral del chilango, y me refiero a los chilangos porque la Ciudad de México es donde vivo. Un gran capítulo de mi vida es la lucha que he tenido que librar, y de la que hasta ahora no he salido bien parada, con unos vecinos que –al parecer de otros vecinos de mi condominio– son unos santos porque recogen animales de la calle y los salvan del sufrimiento. En este momento en su casa hay seis perros y tres gatos. Cuestión que no es mi asunto, pero se vuelve mi problema cuando los sacan a orinar y cagar en las zonas comunes del condominio y sobre todo enfrente de mi casa. Los vecinos argumentan que como son perros callejeros es imposible educarlos, ¿para qué los recogen de la calle? Los juntan como racimos de flores y no se encargan realmente de ellos.

Más de tres años discutiendo con ellos no han servido de nada, para ellos yo soy una persona terrible que odia a los animales porque no acepto que utilicen mi casa de escusado. En plena crisis vecinal hubo un intercambio de correos cuando yo pedí, en una junta de vecinos que se aplique una multa a quien deje los excrementos de sus animales en el condominio y la mayoría de los vecinos aceptaron la multa, pero además ante la imposibilidad de vigilar cuál perro deja qué cagada, una vecina pidió que la multa se divida entre número de perros en el condominio y cada casa pague una parte por perro.

Al día siguiente recibí un correo electrónico con los siguientes pensamientos de mi vecina rescatista de animales callejeros:

Seguramente cruzando la reja del condominio te pones un ridículo tapabocas o un tanque de oxígeno para no respirar todos los meados que existen de animales callejeros o con dueño, como yo, dejan ahí. Lo mismo con las cacas.

Seguramente eres tan pulcra y fuera de este mundo que nunca te subes al transporte público donde los microbios pululan en cada centímetro del ambiente, sus asientos, los tubos para sujetarse. O un carrito del supermercado, o tantas otros objetos que acumulan miles de más microbios que tocas directamente con la manos, a diferencia de la mierda que ensucia tu suela.

Seguramente tienes terror de visitar y disfrutar un parque público solamente de pensar que por ahí pasó un perro, con o sin dueño, y que podrías estar rodeada de su caca y contaminarte.

Qué pena por ti, porque así es este mundo, este país, esta colonia, esta cuadra, este condominio. Y por personas como tú, “perfectas”, que no tienen ni la tolerancia ni la prudencia ni la actitud para sobrellevar una convivencia aceptable es que estamos jodidos.

Así es este mundo, este país, esta colonia, esta cuadra, este condominio. Efectivamente, tiene toda la razón, y es muy triste que vivamos en esta situación de inmundicia, en tantos sentidos: inmundicia social, inmundicia política, inmundicia humana. Hace unos años en un programa sobre turismo, uno de los guías que visitó la Ciudad de México afirmó que es hermosa en ciertos lugares pero que la mayor parte son colonias malolientes. ¿Mentira o verdad?

También hace algunos años, en 2010, apareció en la colonia Condesa una cruel, radical y sanguinaria iniciativa que se llamaba Albóndigas de exterminio, en la que los vecinos hartos de ser la colonia ya conocida por todos como un depósito de cacas de perros, llamaban a matar a los animales con albóndigas envenenadas con anticongelante para automóvil. La iniciativa resultó falsa, pero las derivaciones fueron interesantes, de acuerdo a la investigación de Barrio Magazine (barrio.com.mx):

Lulú Velasco de Reza es una de las personas que se preocupan por los animales. Al ser cuestionada sobre la veracidad de esta amenaza de exterminio de perros […] comentó:

«Primero estamos planeando una limpia de heces en el parque, junto con una campaña de concientización.» […]

– Lo que no nos quedaba claro es si existía o no ese grupo en contra de los perros. ¿Entonces sí se realizan juntas en donde se habla de los problemas con los perros?

–Todo parece indicar que sí, es muy triste, ojalá que haciendo una campaña de limpieza y tratando de hacer conciencia entre los dueños que no levantan sus desechos[…]

[…]La pregunta sobre la amenaza a perros, va ahora dirigida a Lorena Dorantes, de Constelación Mascota.

– Surgió la información por la red de un supuesto exterminio de perros en la Condesa. Lo que quisiera saber es si es real que haya tanta fobia por los perros entre vecinos.

– Mira, no es verdad la fobia de todos los vecinos. […] «El problema real es que efectivamente hay muchos que no recojen [sic] las heces de sus perros y se enojan si les dices algo[…].» [1]

Entonces, una vez hecha la amenaza, sociedades protectoras de animales hacen campañas de concientización y van a limpiar el parque, no antes. Una vez que son amenazados hacen miles de campañas para evitar el asesinato de sus mascotas, se defienden los derechos de los animales, antes de la amenaza todo está bien, dejan la mierda en la calle, no importan los derechos de las personas a vivir una vida plena.

De acuerdo a una nota del gobierno del D.F.: «los animales depositan en la calle cerca de 500 mil kilos al día de heces fecales, […] se tiene una población canina de casi un millón 200 mil animales en el Distrito Federal.»[2] 500 mil kilos de mierda se depositan día a día en esta ciudad. Una ciudad con miles de problemas y con 20 millones de habitantes, en la que tenemos que convivir de una forma u otra. Y aquí volvemos a La diosa arrodillada, si mata por ella es amor, si la mata a ella es inmoral. Una gran contradicción del pensamiento romántico mexicano, la misma contradicción que se refleja en la carta de mi vecina, en la indignación de las sociedades protectoras de animales quienes no hacen una campaña constante para evitar la contaminación con heces fecales y promover la buena convivencia.

De acuerdo con mi vecina estamos jodidos porque exijo mi derecho a no vivir entre la mierda y los meados de sus perros –y lo hago de frente sin mentiras, sin difamaciones, sin acoso, en directo y dentro de los límites de los vivible y lo legal–. El razonamiento de mi vecina es el mismo que utilizó el gerente de un gimnasio al que solía ir, cuando varias de las personas que estábamos inscritas nos quejamos del mal servicio, que tan caro nos cobraban: ¡Ustedes de todo se quejan. Si se siguen quejando voy a empezar a cobrarles el uso de las toallas!

Ese es el razonamiento que crea una sociedad quieta, que aguanta, que resiste humillaciones, malos tratos e injusticias sin quejarse, además una sociedad de individuos que viven para sí mismos de una forma tan mezquina que no se dan cuenta de que las injusticias que aplican a los demás les podrán ser aplicadas algún día (podrían al menos pensarlo así): si mató por mí, puede matarme a mí, ¿no sería lógico pensarlo? Vivimos en la era del cinismo, el engaño universal y la inconsciencia.

[1]«Polémica entre dueños de mascotas» en Barrio Magazine. Comunidad & Estilo, México, DF, 10 de agosto de 2010 http://www.barrio.com.mx/nota9380.html, consultado el 6 de mayo de 2014.

[2] «‘Perro Amor’ Proponen vecinos de la colonia Condesa plan albóndigas de exterminio» en Portal ciudadadano del gobierno del Distrito Federal, 13 de agosto de 2010, http://www.salud.df.gob.mx/ssdf/index.php?option=com_content&task=view&id=3729, consultado el 6 de mayo de 2014.

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