Originalmente publicado en CAÍN
Dios quiera que se nos recuerde con tristeza, pero sin odio
Carlota de Habsburgo
Querida Avelina,
No nos conocemos, pero voy a tutearte porque creo que así te hablaría si nos viéramos en persona. No me dirijo a ti sin cierta trepidación: sé que el sólo hecho de escribirte una carta pública a muchos les parecerá una especie de acto amoroso o de elevación infundada y calculo que varios me retirarán la palabra para siempre. Por otra parte, dado que vivo fuera de México, y eso para algunos significa que no tengo idea de lo que está ocurriendo en los debates locales y que por ende no debería tener vela en el entierro, he decidido arriesgarme a tales críticas porque ya no aguanto las ganas de escribirte. Sigue leyendo