Originalmente publicado en http://www.semana.com/
En Colombia, la red social Twitter pasó de ser un templo de la libertad de expresión a convertirse en un callejón donde muchos, desde el anonimato, insultan, calumnian e, incluso, incitan al delito. Y nadie conoce la solución.
La semana pasada, Jon Lee Anderson, respetado cronista de la prestigiosa revista The New Yorker, hablaba tranquilamente en Medellín durante la entrega de los premios Gabriel García Márquez de periodismo. Pero su tono de voz cambió cuando le pidieron su opinión sobre Twitter y las redes sociales. Se puso serio y dijo que las consideraba “un gran basurero”. Más tarde, en entrevista con El Tiempo, completó su ataque: “A lo mejor puedes encontrar ahí alguna comida que te sirva, pero mucho es solo basura”.